Se han derribado muchas barreras a la inmigración y aumentó el tránsito de personas entre países. Esto favoreció las uniones de personas de distinta procedencia y diferente bagaje cultural. Tienen desafíos, pero también oportunidades en un mundo cada vez más globalizado. .. Se estima que unas 300 millones de personas en el mundo viven en países diferentes al que nacieron. En algunos casos, la relocalización es voluntaria. Puede ser motivada, entre otras cuestiones, por motivos laborales. Pero en otros casos es forzada: detrás puede haber guerras o exilio. Las causas son varias y las historias son infinitas. El trasiego de hombres y mujeres aumentó en los últimos años. Los vínculos de pareja nacieron entre personas de distinta etnia, cultura y procedencia. A partir de allí nació el concepto de familias multiculturales. En Uruguay, el pasado se repite en el presente, pero con contextos históricos distintos. A mitad del siglo pasado fueron los inmigrantes europeos los que nutrieron de nuevas costumbres a los residentes. Se instalaron en Montevideo y otros puntos del país, formaron familia y motivaron una expansión en el número de habitantes. De un tiempo a esta parte es la inmigración centroamericana la que se hace notar, a tal punto que el incremento poblacional en el último censo vino de la mano de los extranjeros de esa región que optaron por mudarse a Uruguay. De todas partes Pero no es sólo en nuestro país que se vive el fenómeno de la inmigración. Es una realidad que se experimenta en todos los continentes. Con la mezcla de culturas, tradiciones y valores, las nuevas familias tienen un gran potencial para enriquecer la vida de sus hijos e hijas y para crear una comprensión más amplia del mundo. En Estados Unidos se multiplicaron los vínculos con asiáticos. En Europa también. En América Latina ocurre una situación similar, pero con menos intensidad. Ahora es el turno del aumento de la inmigración árabe a países occidentales. Ya no es extraño observar la creación de familias entre nativos y hombres y mujeres de estas procedencias. En este entramado y cruce cada vez más frecuente, los factores clave a ponderar van desde la diferencia étnica, religiosa, lingüística, de género y demás cuestiones que caracterizan a la cultura, hasta complicaciones en los procesos de adaptación y el ciclo vital familiar. Para muchos, los procesos de adaptación no son sencillos. Por el contrario, pueden ser traumáticos por el llamado “choque de culturas”, a tal punto que en muchos países se crearon grupos de apoyo en la sociedad civil para facilitar la transición de una cultura a otra o el ensamblaje de culturas. Por lo pronto, en una familia multicultural, es esencial que los padres y la comunidad aprendan a respetar y valorar las diferencias culturales, y a crear un ambiente positivo, especialmente para los más pequeños. Además, se pone de relieve lo trascendente que es establecer un equilibrio entre las diferentes culturas y tradiciones en la vida familiar. Esto puede significar celebrar las festividades de diferentes culturas y permitir que los niños y niñas participen en ambas tradiciones. También puede resultar positivo fomentar un sentido de identidad cultural, de modo que pueda nacer un orgullo de la herencia cultural. Fenómeno global En Estados Unidos, según el Pew Research Center, aproximadamente el 15% de todos los matrimonios son entre cónyuges de diferentes razas o etnias, lo que indica una creciente diversidad cultural en las familias. En Europa, los países con alta inmigración, como Francia, Reino Unido, Alemania y Países Bajos, también observan un aumento en matrimonios interculturales y, por lo tanto, en familias multiculturales. En tanto, en Asia, en países como Singapur, Malasia y Japón, las familias multiculturales también son comunes debido a matrimonios entre personas de diferentes orígenes étnicos o nacionales. En esas latitudes creció en los últimos años la inmigración desde América Latina. Ventajas y desventajas Cuando los niños van creciendo, desarrollan mayor tolerancia hacia distintos grupos étnicos. ¿Por qué? Porque se sienten parte de esa realidad. No la ven como algo lejano. “Tienen una mayor apreciación de las minorías e identifican mejor varios aspectos dentro de una misma situación que quizás otras personas no podrían percibir”, sostiene la catedrática Yeritza Montañez, de la Universidad de Murcia, en un escrito titulado “Los hijos multiculturales”. Como contrapartida, en ocasiones los niños tienen que lidiar no sólo con el prejuicio de la cultura dominante, sino también con observaciones y reprobaciones dentro de su propio grupo racial. “Muchas veces, dependiendo de la apariencia física de los niños, ellos pueden sentir el rechazo de alguno de sus padres o familiares. También, en una cultura donde existe una jerarquía racial, los individuos multirraciales, siendo parte de una minoría, también son tratados diferente”, sostuvo Montañez. Por lo pronto, la relación de distintas culturas es ineludible, concluye la experta. “No se puede evitar que personas de diferentes culturas se enamoren y procreen, pero resulta necesario desde su perspectiva ayudar a que los niños sean felices y que sepan quiénes son y cuáles son sus orígenes”, manifestó. Cultura pop La conformación de familias multiculturales es cada vez más aceptada. Forma parte en mayor medida, incluso, de las series y las películas de televisión. En los medios de comunicación se han naturalizado y se las exhibe como algo que ocurre con frecuencia. Además, celebridades de varios países se han puesto en pareja con personas nacidas y criadas bien lejos de sus tradiciones. En la medida que esto sucede, las barreras para el resto caen y se interioriza un hecho que cobra fuerza de manera natural. También salieron a la luz las experiencias de varios hombres y mujeres reconocidos a nivel mundial. Por ejemplo, Steve Jobs, fundador de Apple, tiene a su padre nacido en Siria. Parte de la familia del actor canadiense Keanu Reeves es oriunda de Inglaterra y Estados Unidos, que a su vez tienen ascendencia china. Además, en los certámenes de belleza, canto y otras disciplinas, es creciente la participación de exponentes con procedencia y bagaje diverso. Por otra parte, las marcas más importantes de moda y belleza apuestan en sus publicidades a personas de diferentes etnias. Saben que también son un público consumidor y un mercado potencial al que se puede llegar con las estrategias adecuadas. En definitiva, si bien el ensamblaje cultural ocurre con mayor frecuencia, se mantiene el debate sobre cómo procesar los vínculos y conjugar las tradiciones. En qué lugar colocar la fe, el ocio, la familia y las costumbres que definen a una cultura y a otra. No hay una respuesta única, pero desde las esferas gubernamentales y la sociedad civil se promueve la convivencia pacífica entre tradiciones siempre y cuando no se vulneren derechos y prácticas de terceras personas.